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  • Foto del escritorSofia Goyes

Fragmentos del recuerdo - Parte 1

Matarredonda, así se llama la casa donde mi madre solía vivir en su infancia, casa de campo sobre la montaña, una vista hermosa que permite admirar el horizonte, en la que incluso, en los días más claros, aquel nevado del Tolima puede ser visible a plena luz del día. Un espacio rural cuya fertilidad de suelo dió vida a la huerta familiar y animales que alimentar, una casa siempre llena de trabajadores agrícolas, vecinos, obreros y familia. Siempre en bonanza.


Aquella casa, llena de vitalidad en la década de los 70´s, hoy está completamente derrumbada y abandonada. Se trata de una casa que conozco, que he visitado y que con el pasar de los años he visto cómo, en mis 21 años de vida, se ha desbaratado poco a poco. Yo nunca viví ahí, solo estuve de paso en la vida y destrucción de este bello lugar. Hoy siento intriga y melancolía porque sé que hay cosas que aun no me han contado de este sitio, pero que sé están allí.


Así que, partiendo de este interés personal, he empezado un diálogo con mi madre Elizabeth, quien vivió allí su infancia y con quien visito este punto frecuentemente. Todo empezó cuando hice una alzada de Matarredonda a memoria, y al rato le dije a mi madre que hiciera este mismo ejercicio:, al comparar los resultados me di cuenta de lo frágil que puede ser la memoria. Los dibujos fueron muy diferentes, me di cuenta de que no conocí la casa con latal precisión de ella.


Luego, en el siguiente ejercicio, le pedí que dibujara con colores las baldosas de la casa, y de la misma manera lo hice yo aparte, y cuando comparamos los dibujos, nuevamente, desde la memoria, la reconstrucción de cada una fue muy distinta. Esto lo hice hace 7 meses, y desde entonces me he dedicado a recolectar material de archivo, testimonios y a ir a la casa a recolectar piezas históricas arqueológicas, que me permitan seguir con mi trabajo artístico, en busca de esta necesidad de contar lo ausente, lo pasado en el presente.


Cuando viajé de nuevo a Matarredonda a hacer exploración del espacio e investigar más conscientemente qué era lo que estaba buscando, sacamos baldosas de cada uno de los espacios de la casa, me di cuenta de que ninguna de las dos teníamos idea del dibujo de aquellas baldosas, eran completamente distintas, aunque tenían un color muy parecido. La comparación entre la imaginación y la realidad calan justo en medio de la fina linea entre la realidad y la ficción; ¿Si recuerdo mal, no pasó? o ¿Si recuerdo con distorsión no es verdad lo que estoy diciendo ?


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